jueves, 14 de enero de 2016

Paolo Bacigalupi y el mundo que se nos hunde.

Hoy vengo a hablar del que es uno de mis autores favoritos del momento. Aunque sólo he leído dos de sus obras (¡poser!), tiene un estilo que me ha atrapado completamente, del que una parte fundamental es la cuidada ambientación. El hombre en cuestión se llama Paolo Bacigalupi.

La mayoría de sus obras se desarrollan en nuestro mundo, en un futuro no lo suficientemente lejano, tras finalizar "La era de la aceleración". El agua de los polos ya se ha fundido, elevando el nivel del mar y haciendo desaparecer ciudades enteras. La ingeniería genética ha avanzado y permitido crear híbridos humanos, como chicas mecánicas y medio hombres, para uso y disfrute de los bolsillos más abultados. Las semillas solo pueden plantarse pagando las patentes, y el trigo, la soja y la madera son propiedades privadas, condenando a poblaciones enteras a morir de hambre por no poder cultivar su sustento. Las personas de las capas más bajas de la sociedad viven de reciclar los restos de lo que un día fue el progreso. Un mundo tallado por y para un capitalismo brutal que se niega a morir, y se alimenta de destrucción. Una ambientación que en ningún momento se hace extraña, que siempre es familiar y creíble. Abrá quién lo considere distópico, pero no es mi caso. Es, simplemente, el mundo que llegará si no hacemos nada para evitarlo.


Existe a día de hoy una corriente bastante clara en las novelas de ciencia-ficción, futuristas o distópicas de exponer las tramas con grandes dosis de pesimismo y opresión. No es noticia que están de moda las historias sobre pueblos presos de sus gobiernos, axfisiados por la injusticia, en los que la trama principal gira alrededor de alguien que dice "basta". El estilo de Bacigalupi no utiliza estos recursos, y agradezco el cambio. Sus personajes aceptan lo que les ha tocado vivir con naturalidad. Hay algunos que sueñan con vivir mejor, que son alegres y optimistas. Hay otros que han visto la peor cara del mundo y solo siembran odio a su alrededor, haciendo del "sálvese quien pueda" su forma de vida. Hay héroes y hay corruptos, hay ricos y hay miseria. El autor no usa un mundo injusto y cruel como resorte para que sus personajes empiecen a moverse, porque no le hace falta. En lugar de aprovechar la ambientación para manejar a los personajes como títeres, son las motivaciones y las decisiones propias de cada uno las que lo obligan a avanzar por un mundo inhóspito y bello.

Por último, aunque los factores que he analizado ya me permiten considerar a Bacigalupi como un excelente escritor, sus novelas no serían lo que son si no narraran historias fascinantes manejando el ritmo de forma magistral.


"La chica mecánica" es una historia coral, narrada en tercera persona, que nos cuenta los esfuerzos de un grupo de seres (humanos o no) para sobrevivir a las calles de Bankog. Es una novela sosegada, con un comienzo algo lento por la necesidad de presentarnos a los personajes y sus tramas. Sin embargo, poco a poco puedes sentir el movimiento de los engranajes de la historia, y sentarte a admirar cómo las líneas argumentales se entrelazan hasta tejer una tormenta perfecta. La historia es dura, y cuenta con pasajes francamente desagradables de leer, pero completamente necesarios desde mi punto de vista.

La novela fue ganadora de multitud de premios literarios (Nébula, Hugo, Lokus...), si es que eso es relevante en algún modo. A mí me enamoró desde el momento en el que leí la primera página, y lloré con ella. Cabe decir que soy una persona que llora por cualquier cosa, pero tal vez el dato os sirva de referencia. La recomiendo al 100 %.


"El cementerio de barcos", por otra parte, solo comparte con su antecesora el planeta Tierra y la época. La historia se desarrolla en la otra punta del mundo, en la playa de Bright Sands, situada en lo que un día fue el Golfo de Méjico. Nailer es el protagonista, un pequeño desguazador de barcos cuya vida está a punto de cambiar gracias a un golpe de suerte. En esta historia seguiremos sus aventuras y la de los personajes que lo acompañan, con un ritmo es endiabladamente rápido que en muchos pasajes me recordó a la imprescindible "La isla del Tesoro". Puesto que los personajes principales son niños, el tono general de la novela es mucho más alegre y ligero que en "La chica mecánica". Mención especial hago de Tool, un medio hombre del que me encantaría leer su propio spin off, si llega a tenerlo.

Creo que "El cementerio de barcos" sería un regalo ideal para alguien que, en su adolescencia, empieza a interesarse por libros más adultos pero a quien no quieres causar un trauma. También es muy disfrutable si te apetece leer una novela ligera y veloz sin prescindir de la calidad.

En cuanto al resto de libros del autor, en español sólo hay publicada una colección de relatos cortos llamado "La bomba número 6 y otros relatos", que, por supuesto, está en mi lista. Otras novelas suyas, que no han sido publicadas en castellano, son "The Drowned Cities", "Zombie Baseball Beatdown", "The Doubt Factory" y "The Water Knife". Esperando me tienen.

Poco más puedo decir aparte de recomendaros que, si no habéis tratado a este autor, empecéis cuanto antes.


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